Día 28
Una de las principales recomendaciones que hago para seguir esta dieta, entre muchas otras, es la regularidad: intentad mantener los mismos horarios, hacer las tomas de los fungicidas, vitaminas y minerales a horas similares, para que todo se transforme en una rutina y sea más fácil incorporarlo a la vida diaria, ya sea estando en casa o fuera.
El agua oxigenada de valor alimentario es un estupendo fungicida, pero hay otras opciones más fáciles de tomar y de llevar. El extracto de semilla de pomelo o el aceite de orégano son buenas posibilidades. Además, es positivo atacar a la cándida por distintos frentes para dejarla knock out lo antes posible.
Por lo demás, requiere paciencia e inventiva. Paciencia para aguantar todas las "burlas" y "comentarios" respecto de la dieta; e inventiva para no caer en la fórmula habitual de comidas reiteradas hasta la saciedad y buscar siempre nuevas salidas a la comida permitida.
Lo más importante es que hagas esto porque quieres y no porque alguien "te obliga". Cambiar de hábitos no es cuestión sencilla, sobre todo cuando el mundo que te rodea resulta hostil (por no decirlo de otra forma) ante la diferencia alimentaria (por no hablar de las otras). La vida sin gluten es jodida de vivir, pero vale la pena hacerlo. Y lo digo en serio.