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Día 27

noviembre 19, 2015 at 11:00 , No hay comentarios
Hoy preparé una comida deliciosa: una crema de judiones con verduras. ¡Estaba deliciosa! Ya he contado otras veces que me gusta el desafío permanente de crear preparaciones que resulten atractivas, sabrosas y que, por supuesto, casen con la dieta anti-cándida. Pero si basas tu alimentación en legumbres, verduras, carne, pollo o pescado, huevos, semillas, arroz, quinoa y algunos frutos secos, las posibilidades son infinitas.

No incorporo productos de soja, porque la verdad es que me sientan bastante mal. La leche de soja me provocaba una hinchazón feroz y el tofu nunca ha sido mi comida favorita. El seitán es de trigo, así que está prohibido. Y las leches de arroz, avena, almendra, etc., que se encuentran, suelen incorporar azúcar, así que hay que tener cuidado con cuáles compráis.

Por lo demás, el mercado se está ampliando cada vez más a productos alternativos y a publicaciones con recetas sin gluten. Incluso, ya hay unas cuantas con platos para seguir la lucha contra la cándida y sus efectos, y ayudar a que el hongo vuelva al sitio que le corresponde dentro de la flora intestinal.

Ayer empezamos la toma de un suplemento de vitaminas simplemente como prevención, aunque estamos teniendo una alimentación variada y rica en todo tipo de componentes, a veces se pueden generar ciertas descompensaciones, sumadas a las habituales que tenemos por el simple hecho de tomar malas decisiones alimenticias.

Y me quedo con esta idea de las malas decisiones: reconozco que he comido mal mucho tiempo y he tomado muy malas decisiones a la hora de comer o de elegir qué comer. No me creo un gurú ni nada, pero me he dado cuenta de lo poco que escuchaba a mi cuerpo y de lo mucho que dejaba que mi mente golosa dominara mis elecciones, que resultaban ser las más groseras -la mayoría de las veces-, las que tenían más azúcar, queso o grasa. Y ahora -hoy, porque no sé lo que ocurrirá mañana, me siento más consciente y pienso dos veces antes de comer algo. ¿Sugestión o entusiasmo? Me da igual. Ojalá que se convierta en hábito y no en una cuestión pasajera.

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