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Día 20

noviembre 12, 2015 at 11:00 , No hay comentarios

Después de hacer público ayer este blog, recibí una avalancha de mensajes respecto a mi alimentación. Por un lado, consejos y experiencias de personas que, por alguna razón, tenían una forma de vida más o menos parecida. Por otro, gente preocupada ante lo poco que me dejaba de margen para comer. A todos les agradezco su preocupación, pero también les digo: con calma, que esto no es producto de una locura momentánea ni de haber visto alguna luz especial. Simplemente es una prueba para ver cómo reacciona mi cuerpo, para ver si la cándida entra en retirada y también para equilibrar una alimentación que, si bien sana en la base, recurría a muchos excesos de cosas malas en muchos momentos.

Dicho esto, también os digo que me alimento bien: trato de equilibrar las carnes con las verduras, las legumbres con las ensaladas y dejar espacio para crear platos interesantes, que es una de mis principales preocupaciones como "gordo": comidas atractivas, pero que sean sanas y que no incumplan las normas de alimentación que llevo ahora (que no son pocas, pero que no resultan tan complicadas de entender). He detallado más la sección ¿Qué comer? de la web para que, quien quiera probarlo, pueda hacerlo de forma libre e informada.

Mi idea, para las próximas semanas, es ir publicando las recetas de las cosas que voy haciendo, con más detalles de cómo las preparo, por qué, etc., y así poder ayudaros más. La verdad es que como comida muy sabrosa, que alimenta bien y que no me sienta pesada. Hoy cené tarde y me metí a la cama apenas una hora después, y no tuve ningún malestar. Eso, hace unas semanas, me hubiese significado una noche de reflujos y acidez, que probablemente hubiese pasado a base de uno o dos antiácidos. ¡Una pena! Ahora, en cambio, vivo feliz y libre de esos problemas.

El desayuno de ayer fue arroz integral con una tortilla de huevos, tomate y cebolla; la comida fue arroz integral con pavo asado y costra de especias; y la cena, una ensalada de lentejas, con tomate, aguacate y un trocito de pavo que había quedado. A media tarde, me comí una manzana que siempre me sienta de maravilla.

Una de las cosas que me llama la atención es que por las noches me duermo con muchísima facilidad. A eso de las 22:30 o las 23:00 se me cierran los ojos y caigo como un bebé. ¡Antes con los picos de azúcar y la digestión pesada era impensable dormirme antes de la 1:00 AM! Me siento mucho más descansado durante el día, más fresco; y, por las noches, el cuerpo comienza a relajarse y el sueño viene solo, sin dificultad. Y eso también es algo impagable para mí, que siempre reconocía tener el sueño escaso y ligero. ¡Anoche dormí profundamente! Un sueño reparador como hace tiempo no tenía. ¡Bienvenidos sean estos pequeños cambios!


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