Día 14
noviembre 6, 2015 at 11:00 ,
No hay comentarios

Preparé arroz integral, compré aguacates, tomates, zanahorias, pimientos rojos y calabacines para llevar, además de huevos, infusiones, sacarina, aceite de oliva y bonito del norte. Algunas manzanas, cebollas, que se sumaron al agua oxigenada y al magnesio. En fin, todo un panorama. Pero bueno, es lo positivo de viajar en coche.
Llegamos allí sobre la hora de cenar, así que fue poco lo que pensamos en hacerlo en casa. Y, a pesar de las dificultades, pude comer una ensalada maravillosa de tomate con bonito, aguacate, pimientos rojos, aceitunas kalamata y caviar de aceite de oliva. Pero poco más: el resto de la carta era prácticamente imposible: casi todo lleva gluten, azúcar, patata, rebozados, fritos... Y lo que no, no me gusta (tengo ciertas manías alimentarias).
No obstante, disfruté de la cena y seguí con el proceso de atacar a la cándida, que se ha convertido en reclamo ya de varias personas a mi alrededor. Aunque parece difícil, es una dieta (o estilo de alimentación) que resulta agradable, fácil de llevar y que tiene muchas posibilidades. Todo es planteárselo y probar lo que mejor le siente a cada uno.